DESAFÍOS DE LA GEOGRAFÍA
ECONÓMICA EN TIEMPO DE PANDEMIA
Este pequeño escrito pretende realizar
una reflexión sobre los desafíos que la geografía económica tiene después del Covid
19, para ello nos apoyamos en los planteamientos que realiza Ricardo Méndez en
su publicación “Desafíos de futuro para la investigación en Geografía Económica”
en el libro “La Geografía de las Redes Económicas Y la Geografía Económica en
Red” de 2020. Cómo lo menciona Ricardo Méndez “[t]oda disciplina científica
necesita hacer de forma periódica un esfuerzo de transformación o adaptación para
mantener su vigencia tanto en el plano científico como por su capacidad de
respuesta ante los nuevos retos y la Geografía Económica no es una excepción.
Ese desafío se ve dificultado por la amplia diversificación –tanto teórica como
metodológica, en las técnicas de análisis o en las líneas de investigación- que
la caracteriza”(Méndez 2020: 17).
Desde la base teórica, Méndez diseña
que para dar respuesta se debe considerar al menos cuatro aspectos interrelacionados:
1) las transformaciones y demandas del entorno, 2) los enfoques teóricos y
metodológicos, 3) el contexto institucional de la disciplina, y 4) las
temáticas de investigación emergentes.
Transformaciones y demandas
del entorno
En mundo que conocemos ha pasado
por múltiples transformaciones, por crisis económicas, políticas, sociales y
ambientales. Todas estas transformaciones presentan aspectos comunes y no
comunes, que las caracterizan y permiten definir el momento o etapa, algunas características
que preceden los grandes cambios son:
La profundización de ciertas
tendencias anteriores a la crisis, desarrollo de las tecnologías digitales y sus
aplicaciones en el ámbito de la robotización, así como de la biogenética,
reforzamiento de la agenda neoliberal tras la aplicación de políticas de
austeridad fiscal, intensificación en los procesos de financiarización, etc.).
La aparición de ciertos cambios
significativos, en las relaciones geoeconómicas o el cuestionamiento del libre
comercio a escala global, la emergencia de un nuevo ciclo inmobiliario o de
prácticas económicas alternativas a escala local, etc.
El aumento de ciertas
contradicciones, la difusión de la precariedad, incluso en ciertos segmentos
laborales cualificados, la creciente polarización social, el deterioro
ambiental, etc.
En un contexto de elevada
incertidumbre respecto a las tendencias de futuro, tanto en el plano económico como
territorial, parece conveniente recordar dos ideas en absoluto nuevas, pero que
cobran especial importancia. Por un lado, la necesidad de orientar la
investigación en geografía económica hacia temáticas que, junto a su interés
científico, sean relevantes y capaces de conectar con las demandas del entorno.
Por otro, una mayor atención a completar los análisis con propuestas o
alternativas que puedan contribuir al debate colectivo sobre cuestiones que
despierten interés más allá del restrictivo mundo académico.
En este caso, además de las
tendencias planteadas por Méndez, ¿qué decir y qué hacer desde la geografía
económica frente a los cambios que obligadamente nos conduce el COVID 19?
Para el 21 de abril de 2020, la
CEPAL entregó las nuevas proyecciones de crecimiento para los países de América
Latina y el Caribe. Insistió que la crisis provocará en el mediano plazo
cambios estructurales en la organización productiva, el comercio internacional
y el actual modelo de globalización (CEPAL, 2020). ¿Qué significa esto? ¿Cómo
los individuos, las empresas y los países pueden enfrentar los retos del COVID
19? Esta pandemia esta cambiando nuestras formas de vida, no solo desde la
seguridad sanitaria, sino nuestras formas de producir, nuestras formas de consumir
y nuestras formas de vivir.
Esto implica pensar en cómo
producir, qué producir, cuándo producir.
En muchos foros de discusión se
plantea que la virtualidad vino para instalarse, que el teletrabajo será la
modalidad que predomine, que el mundo se ha vuelto más inseguro con los sucesos
del COVID ¿Qué implicaciones tendrá económica y territorialmente el COVID 19 en
lo local, en lo regional y en lo global?
Enfoques teóricos y
metodológicos
Los estudios de geografía
económica no pueden ser ajenos a los sucesivos giros epistemológicos de las
ciencias sociales y también de nuestra disciplina, ayudando a renovar y ampliar
las temáticas, las interpretaciones y, en ocasiones, las técnicas de
investigación.
En una evidente simplificación,
con esto se alude al giro cultural, que ayudó a considerar la influencia de
factores no racionales en los comportamientos económicos, o el protagonismo de
actores influidos por su propia subjetividad y por el ambiente sociocultural de
pertenencia. Al giro institucional, que destacó la influencia de los valores,
normas o convenciones en las estrategias espaciales de esos actores, así como
de las reglas formales y normas legales, las organizaciones o la acción del
gobierno, que puede dar origen a formas de regulación diversas según esos
contextos. Al giro relacional, que puso en evidencia la importancia de la
interacción, la creación de capital relacional/social a que puede dar lugar,
las externalidades que puede generar la pertenencia a una red, o la multiescalaridad
de los flujos materiales e inmateriales que constituyen la base de esas redes.
Finalmente, al giro evolucionista, que nos recordó la influencia de la
trayectoria histórica de cada territorio a la hora de entender sus dinámicas
actuales, el carácter acumulativo de los procesos, o la existencia de inercias
espaciales no explicables sólo en términos de racionalidad.
No obstante, este tipo de
enfoques que pueden calificarse como postestructuralistas dejaron de lado la
permanente influencia de ciertas tendencias generales cuya interpretación
remite al margen de posibilidades y de limitaciones que define la evolución del
sistema capitalista en sus sucesivas fases de desarrollo. La profunda crisis sistémica
desatada hace una década debería recordarnos la sucesión de periodos de
expansión y de crisis que se repiten de forma cíclica, la consiguiente
importancia de los procesos estructurales para entender lo que ha ocurrido en
nuestros países en las últimas décadas (y de conceptos como régimen de
acumulación o modo de regulación), así como la historicidad de las soluciones
espaciales adoptadas en cada momento y lugar.
¿Con los últimos acontecimientos y
las transformaciones que esta generando el Covid 19, cuáles enfoques teóricos -metodológicos
emplear para aproximarnos a su comprensión?
Contexto institucional de la
Geografía Económica
Hacer frente a esos desafíos
exige también no ignorar algunas circunstancias relacionadas con la posición de
la propia disciplina en el marco de la evolución registrada por la relación con
otras disciplinas próximas, con las que se comparten temáticas, conceptos,
técnicas de análisis, etc., las exigencias actuales del entorno académico y universitario.
Desde esta perspectiva, parece
evidente que, desde su aparición a finales del pasado siglo, se mantiene una relación
asimétrica en los estudios de la geografía económica, y esto es responsabilidad
de la tendencia que ha tomado la denominada por Krugman y otros como nueva
geografía económica, que supone medida en buena una evolución de la economía
espacial, planteando la necesidad de debatir hasta qué punto desde la geografía
se opta por un seguimiento de sus temáticas y metodologías de investigación
para acceder a determinadas revistas internacionales, o bien se definen con
claridad enfoques alternativos y fundamentados. Al mismo tiempo, los estudios
de geografía económica parecen haber sufrido cierto retroceso relativo en el
interés que suscitaban hace tres décadas, ante el mayor dinamismo de otras
temáticas dentro del conjunto de la producción geográfica.
Con este planteamiento ¿Realmente
cuál será la perspectiva correcta que debemos tener para entender los cambios
de la pandemia actual, desde la geografía económica, y no desviar el objeto de
estudio de nuestra disciplina?
Temáticas emergentes para la
geografía económica
En el transcurso de las tres
últimas décadas, la geografía económica ha experimentado un proceso de
expansión y especialización de sus temáticas de investigación, con una mayor
fragmentación y heterogeneidad de sus contenidos y métodos. Ese proceso es
común a muchas ciencias sociales a lo largo de su ciclo de vida, pero dificulta
la pretensión de ofrecer una propuesta sobre temáticas a desarrollar en el
próximo futuro, lo que exige algún criterio de selección.
Puede ser de utilidad en este
sentido recordar lo que Mattei Dogan y Robert Pahre, en su libro sobre “Las nuevas
ciencias sociales”, llamaron la paradoja de la densidad, señalando que en toda
disciplina científica existe un núcleo consolidado de temáticas que cuentan con
numerosos investigadores e investigaciones ya realizadas, lo que permite
avanzar tan sólo mediante pequeñas innovaciones incrementales al incorporar
nuevos casos de estudio, profundizar en algún aspecto concreto, etc. Pero, al
mismo tiempo, existen unas márgenes de la disciplina en donde se sitúan
determinadas temáticas ignoradas o apenas trabajadas pero que cobran un interés
creciente, o bien temáticas híbridas, en las que se confluye con otras
disciplinas y se intercambian conceptos, teorías, técnicas de análisis, fuentes
de información, etc., siendo en esas márgenes donde podrían lograrse
innovaciones y avances más significativos.
Con ese criterio, conscientes de
la existencia de un núcleo de temáticas consolidado y aceptado dentro de la geografía
económica que sigue teniendo plena vigencia, aquí se proponen otras que cuentan
con menor desarrollo y pueden resultar de especial interés en el contexto
actual.
1) Geografía
financiera e impactos de la financiarización
2) Crisis
ambiental y economía circular
3) Economía
de cuidados e inclusión social
4) Economía
alternativa e innovación social
5) Territorios
olvidados, por ejemplo: des/reindustrialización
6) Nuevas
geografías del consumo
7) Redes
de conocimiento y diversidad espacios creativos
8) Cadenas
de valor globales, redes, empresas y mercados
9) Geografía
del empleo: entre revolución digital y precarización
10) Gobernanza
y políticas post crisis.
Por un lado, están aquellas
temáticas que se relacionan con diferentes actividades que hoy suelen ser
consideradas de creciente interés. En primer lugar, en una era de hegemonía
financiera, en donde este sector ha adquirido especial relevancia, sería
necesario profundizar en una geografía financiera que considere las estrategias
espaciales y las nuevas pautas de localización de los actores financieros
(bancos e inversores institucionales: aseguradoras, fondos de pensiones, fondos
de inversión, fondos soberanos, empresas fintech), los circuitos del capital (áreas
de captación, gestión e inversión) a diferentes escalas, la organización
espacial de los espacios donde se concentran estas actividades o la particular
geografía de las denominadas finanzas offshore.
En segundo lugar, dentro de la
economía real surgen hoy expectativas asociadas al desarrollo de actividades como
la llamada economía circular en el ámbito de la crisis ambiental, la economía
de cuidados y los servicios sociales de proximidad, o las diversas formas de
economía alternativa y solidaria, muy ligadas a diferentes formas de innovación
social. Además, si hace dos décadas la industria era un objeto de particular atención
entre nosotros, los procesos de desindustrialización provocaron un creciente
abandono de su estudio, pero hoy vuelve a reivindicarse la geografía de la
desindustrialización –para conocer qué vino a ocupar el lugar de la industria
allí donde desapareció y sus efectos sobre el desarrollo territorial- y la
geografía de la reindustrialización, para comprender
por qué en algunos otros
territorios ha sobrevivido una industria renovada. Finalmente, junto a esta
geografía de la producción estaría aquella otra ligada a las nuevas formas de
consumo, en particular el comercio electrónico y las grandes redes logísticas
que lo hacen posible, o un mayor estudio sobre las cadenas de franquicias,
temática iniciada hace tiempo pero que apenas tuvo continuidad pese a la
invasión producida en numerosos espacios urbanos.
Al mismo tiempo, aún sin ser
novedosa, la temática de las redes de conocimiento y su reflejo en la
multiplicación de espacios creativos de diferente naturaleza aún necesita mucha
más investigación. La inserción de los antiguos distritos industriales y
sistemas productivos locales en cadenas de valor globales ha transformado en
muchos casos su estructura interna, densificado las relaciones externas y eso
puede haberse traducido en impactos positivos o negativos según los casos. La
geografía del empleo sigue siendo una asignatura pendiente, estudiada desde hace
tiempo, pero sin profundizar suficientemente en el impacto que está teniendo la
revolución digital sobre las nuevas formas de empleo y, como contrapunto, la
expansión de lo que Standing calificó como precariado.
Las políticas económicas y
territoriales post-crisis y las nuevas formas de gobernanza participativa, con
una presencia más significativa que en el pasado de nuevos movimientos sociales
y redes ciudadanas, pueden aportar nuevos debates a una temática tradicional
como esta. Finalmente, la expansión del capital y la lógica financiera va mucho
más allá de las finanzas y da origen a un proceso de financiarización que se
refleja, por ejemplo, en su creciente control sobre un gran número de empresas
industriales y de servicios a las que los nuevos gestores imponen nuevas formas
de funcionamiento, con frecuentes reestructuraciones internas e intensificación
de los procesos de deslocalización; además, la movilidad del capital y la
competencia entre territorios por atraer inversores o evitar su desplazamiento
a lugares más rentables en un contexto de desregulación neoliberal afecta a
aspectos como la calidad del empleo o el reforzamiento de las desigualdades, al
tiempo que la recuperación del interés mostrado por los actores financieros por
la inversión inmobiliaria promueve nuevas formas de mercantilización del
crecimiento urbano.
Ahora, estos desafíos que enfrenta
la geografía económica en sus investigaciones futuras, son tendencias que se
vislumbraban antes de la pandemia, ¿Qué aspectos podemos agregar a estas
temáticas? ¿Tal vez se pueden dar hibridaciones entre disciplinas que hoy están
cobrando mayor importantes en los estudios recientes y que ayuden a la
geografía económica a comprender mejor el objeto que es la estructura y
dinámica del espacio geográfico económico?
Finalmente, no podemos olvidar
que parte de los retos que han enfrentado los gobernantes con la aparición del
Covid 19 ha sido equilibrar entre el cuidado de la salud de las personas y la
estabilidad económica, en este sentido, los temas vinculados con las políticas públicas,
la gobernanza y gobernabilidad han cobrado peso.
Tal vez la publicación del Banco
mundial sobre “Sí, las ciudades sobrevivirán a la COVID-19 (coronavirus), pero
deben adecuar su geografía económica” del 18 de junio de 2020, represente una evidencia
de esto. “Construir un futuro equilibrado” es una nueva serie del Banco Mundial
en que se presentan enseñanzas derivadas de la COVID-19 y opiniones de expertos
acerca de cómo crear un mundo inclusivo y sostenible que sea más resiliente a
las crisis.
En este artículo el abordaje que
se hace de la utilidad de la geografía económica para resolver inconvenientes que
ocasiona la pandemia, es interesante. En un apartado el Banco Mundial afirma:
“La geografía económica es el
principio rector para todas las iniciativas […] tendientes a apoyar a los
dirigentes municipales en su lucha contra la pandemia. Por ejemplo, hemos
desarrollado una metodología (i) simple y susceptible de ampliación que aplica
los principios de la geografía económica para identificar posibles zonas
críticas de riesgo de contagio y asignar recursos donde más se necesitan.
Permite evaluar las inversiones en infraestructura y vivienda, la
disponibilidad de servicios públicos y las probabilidades de contagio de los
barrios. En conjunto, estos factores nos indican los lugares y la forma en que
vive la gente. Esta innovadora herramienta triangula datos obtenidos de fuentes
de datos a nivel mundial y local, y aplica el conocimiento de los expertos con
la finalidad de delimitar aún más las predicciones relativas a las zonas
críticas. Hasta el momento, hemos implementado esta metodología en 15 ciudades
importantes de países en desarrollo.”(Somik 2020: s.p.)
La intención de esta evaluación
es reflexionar sobre los desafíos y temáticas emergentes de la Geografía
Económica, teniendo como base los planteamientos teóricos desarrollados por Méndez,
en los cuales desde el 2000 viene mostrando cuales son los factores que debemos
tener encuentra para comprender la evolución de la ciencia geográfica, y hoy
con la pandemia Covid 19 nos encontramos frente a un nuevo panorama que
requiere de nuestro esfuerzo intelectual para comprender y predecir el mundo
futuro desde la geografía.
Referencias
Cepal (Comisión Económica para América
Latina y el Caribe – ONU). 2020. “Pandemia del COVID-19 llevará a la mayor
contracción de la actividad económica en la historia de la región: caerá -5,3%
en 2020.” Comunicado de prensa. Consultado el 07 de diciembre de 2020. https://www.cepal.org/es/comunicados/pandemia-covid-19-llevara-la-mayor-contraccion-la-actividad-economica-la-historia-la.
Méndez, R (2020). Desafíos de
futuro para la investigación en Geografía Económica. In: M. Pilar Alonso
Logroño, Teresa Sá Marques & Helder Santos (Coord.), La Geografía de las
Redes Económicas Y la Geografía Económica en Red, Porto, Faculdade de Letras da
Universidade do Porto, Asociación de Geógrafos Españoles: 17-20. https://doi.org/10.21747/9789898969460/geoa2.
Somik, Lall. (2020). “Sí, las
ciudades sobrevivirán a la COVID-19 (coronavirus), pero deben adecuar su
geografía económica.” Banco Mundial Blogs. Consultado el 7 de diciembre
de 2020. https://blogs.worldbank.org/es/voces/las-ciudades-sobreviviran-la-covid-19-coronavirus-pero-deben-adecuar-su-geografia-economica.