martes, 22 de noviembre de 2011

Lectura 3: Geográfica Económica, La lógica espacial del capitalismo global

Ricardo Méndez,
2004


ECONOMÍA Y ORGANIZACIÓN TERRITORIAL
Definición y contenidos de la geografía económica



La aproximación a cualquier rama del saber exige, ante todo, establecer qué debemos estudiar y por qué, o, lo que es lo mismo, cuáles son los principales contenidos temáticos que pueden abordarse. Con ese objetivo central se han sucedido multitud de definiciones que, a su inevitable esquematismo, unen el sesgo introducido por la particular visión de cada autor, lo que conduce a un gran número de variaciones en torno a algunas ideas centrales, que subyacen en la mayoría de intentos realizados.

Éste es el caso de la geografía económica, donde una de las definiciones más sintéticas y precisas continúa siendo la planteada por Lloyd y Dicken, en una de las obras ya clásicas en esta materia, al señalar que la “geografía económica se interesa en la construcción de principios generales y teorías que explican el funcionamiento del sistema económico en el espacio” y, en tal sentido, “es el punto de vista espacial el que distingue a la geografía económica como ámbito de estudio de la economía, aunque ambas estén implicadas en el estudio de los sistemas económicos” (Lloyd, P. y Dicken, P., 1977: 7). En otra obra de amplia difusión, Claval ensaya una definición alternativa al afirmar que “la geografía económica intenta explicar la distribución de los hechos de producción, distribución y consumo. Para mejor captarlos, utiliza las categorías propuesta por los economistas, precisando la manera como el espacio los modela o los modifica” (Claval, P., 1980: 14). En fechas más recientes, su identificación con el estudio de los “sistemas económicos espaciales” (Butler, J., 1981), o de las “estructuras territoriales” derivadas de la actividad económica (Conti, S. et al., 1991), no hace sino insistir en esa misma dirección.

En resumen, cualquier que sea la forma concreta en que se exprese, parece existir un acuerdo bastante generalizado en identificar la geografía económica con el estudio de las interrelaciones dialécticas existentes entre la actividad económica y el espacio, abordadas desde una doble perspectiva:
De una parte, el espacio ejerce una influencia multiforme sobre el funcionamiento económico, al comportarse, a la vez, como fuente de recursos, como obstáculo a los desplazamientos y como soporte de la actividad, que ocupa un suelo de características y precio determinado (Rochefort, M., 1975). Por ello, las características propios de cada territorio (recursos humanos y naturales, posición accesibilidad, infraestructuras disponibles, entre otros), influyen sobre la eficiencia, rentabilidad y organización de las empresas y actividades económicas existentes que constituyen su sistema económico. Por un lado, condicionan sus pautas de localización espacial como respuesta al efecto ejercido por una serie de factores específicos, así como su evolución en el tiempo. Por otro lado, las características territoriales también ayudan a entender la estructura interna, el nivel de desarrollo y el mayor o menor dinamismo que presentan las economías regionales y urbanas, constituyendo, por tanto, una razón explicativa básica de las desigualdades existentes a cualquier escala de análisis que se considere.
Pero, una vez implantadas, las actividades económicas ejercen una fuerte influencia sobre la organización del territorio a través de una serie de consecuencias o impactos visibles, que afectan la movilidad, el crecimiento y las características de su población, la composición y problemas de sus mercados de trabajo, los procesos de urbanización y la estructura interna de las ciudades, la delimitación de áreas dinámicas y en declive, el establecimiento de relaciones de dominación o dependencia con el exterior, o las condiciones medioambientales y la calidad de vida.
La aceptación generalizada de que una eficaz relación entre la actividad económica y el espacio puede contribuir a impulsar el crecimiento y mejorar la calidad de vida o el bienestar de la población planteó desde hace bastante tiempo la conveniencia de una intervención pública en esta materia, que compensase las deficiencias o desajustes consecuentes a la simple lógica del mercado. Por tal motivo, los geógrafos también se interesan por analizar y valorar la influencia ejercida por los diversos tipos de políticas económicas sobre los países y regiones en que se aplican, pero aún en mayor medida por aquellas políticas territoriales que intentan de forma explícita promover el desarrollo regional y local, o lograr una ordenación más eficaz de las actividades que evite efectos negativos en materia urbanística o medioambientales. El resultado es una participación cada vez más activa de los profesionales de la geografía en la propuesta de mediadas de actuación en materia de planificación y gestión territorial (Moreno, A., 1995).

Finalmente, la geografía económica también aborda la evolución de las relaciones entre la economía y el espacio, y de las políticas que intentan reorientarlas, desde una perspectiva dinámica atenta a detectar los cambios producidos a lo largo del tiempo, las diferentes fases o etapas que pueden identificarse con unas formas específicas de organización económica y espacial, así como sus tendencias de futuro.

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