martes, 22 de noviembre de 2011

Lectura 2: Geografía Económica

Paul Claval,
1980


INTRODUCCIÓN:


La geografía económica estudia los aspectos espaciales de la lucha que los hombres llevan a cabo contra la escasez; explica los movimientos y el reparto de las riquezas así creadas; subraya los obstáculos con los cuales se enfrentan los productores, e indica los que son debido a la naturaleza y los que corresponden a las instituciones; demuestra cómo los paisajes y la disposición de los grupos, unos con relación a los otros, son resultado de decisiones tomadas a fin de sacar el mejor provecho de los recursos.

La geografía económica es una disciplina-encrucijada. Se inclina hacia las ciencias de la naturaleza y hacia la ecología cuando busca entender la importancia de las asignaciones físicas en la producción. Adopta de la economía una parte de su vocabulario, de sus fundamentos teóricos (la economía espacial) y de sus formas de razonamiento. Se interesa por la psicología a fin de tener en cuenta la multiplicidad de los comportamientos, y por la antropología para apreciar la diversidad de los marcos dentro de los cuales se desenvuelve la vida económica. Necesita de la sociología para que le aclare algunos aspectos de las empresas o de las administraciones que agrupan a la mayor parte de los activos en las sociedades industrializadas.

La multiplicidad de estas adopciones no ha impedido a la geografía económica constituir un dominio coherente en el cual el desarrollo ha sido singularmente fecundo en el curso de los últimos veinte años. Todo ello es debido a la simplicidad de los principios sobre los cuales descansa: sabe poner al día la lógica de las decisiones y explicar la manera con la que se armonizan, consiguiendo así prever sus consecuencias.

Una buena parte de los progresos de la geografía humana general es el resultado, durante el transcurso de los años 1950 a 1960, de la utilización de los métodos y de los conceptos de la geografía económica; estos han permitido interpretar la distribución espacial de la producción y del consumo, pero también de los problemas de la ciudad y de la región, del crecimiento y del estancamiento. Desde hace algunos años la curiosidad se ha ido desplazando. La geografía económica ha dejado de ser confundida con la geografía humana de vanguardia. Tampoco constituye un terreno demasiado opulento: las condiciones del desarrollo, las escaseces que amenazan al mundo civilizado y que atacan ya duramente a los países subdesarrollados, y las contaminaciones que están destruyendo algunos medios, están en el centro de sus preocupaciones. Es en el análisis de estas cuestiones candentes y delicadas donde se descubre la eficacia de las formas de razonamiento que necesita esta disciplina; en una obra de iniciación importa, pues, insistir con prioridad más en la trama lógica de las interpretaciones que en los datos brutos.

La geografía económica intenta explicar la distribución de los hechos de producción, de reparto y de consumo. Para mejor captarlos utiliza las categorías propuestas por los economistas, precisando la manera cómo el espacio los modela o los modifica. La descripción que lleva a cabo revela la multiplicidad de los agentes y sujetos económicos, la diversidad de los cometidos que cumple y el número de las relaciones que los unen. El orden del conjunto queda claro cuando son analizadas las funciones que toman los actores y la manera por la cual son conducidas a compaginarse, pues los proyectos individuales raramente son armónicos. Las fricciones que producen dispersión de actividades, la opacidad del medio y el obstáculo de la distancia, alejan unas condiciones ideales en las cuales se mueve la economía clásica.

La geografía económica muestra, pues, cuando evoca los mecanismos de ajuste de las decisiones para los mercados o para las rentas, la multiplicidad de las configuraciones que toma el sistema económico en función del reparto de las dotaciones naturales, del espíritu de las instituciones y del nivel técnico de las civilizaciones. Insiste en la oposición que surge entre las sociedades en donde lo económico está mal aislado de las otras esferas de la actividad, y aquellas en donde es verdaderamente autónomo. Indica cómo la dispersión perjudica la eficiencia del conjunto, tanto en una economía centralizada como en una economía descentralizada. Subraya también lo que afecta, en la geometría del espacio, a la forma con que las comunicaciones son estructuradas por los sistemas de relaciones societales.

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