jueves, 1 de agosto de 2013

Bajos inventarios de insumos preocupan a la agroindustria


El retraso en la liquidación de divisas afecta la reposición de materias primas

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Derivados del trigo, como pan y pastas, se cuentan entre los rubros más afectados ARCHIVO
ANGIE CONTRERAS C. |  EL UNIVERSAL
jueves 1 de agosto de 2013  12:00 AM
El sector de alimentos esperaba que luego de las mesas técnicas que se realizaron entre funcionarios del Ejecutivo nacional y representantes de la agroindustria fluyeran de forma oportuna las entregas de licencias y permisos de importación, la liquidación de las divisas y las revisiones de los precios que están controlados.

Sin embargo, tras dos meses de espera no es mucho lo que se ha avanzado en esa materia y todos esos factores, que además fueron reconocidos por el propio Gobierno, están afectando la reposición de los inventarios de materias primas.

Las empresas contaban con que en agosto comenzaría la revisión de los precios, sobre todo en aquellos alimentos que requieren insumos importados y que resultaron impactados en sus costos como consecuencia de la devaluación.

Ese es el caso de los productos derivados del trigo, como pan y pastas, y de las grasas como el aceite y la margarina.

Estos productos son justamente los que acumulan mayor rezago en los precios, y que requieren ajustes en torno a 130% para compensar el desfase entre los costos de producción y los precios controlados.

Se conoció que los inventarios están entre 30 % y 50 % de lo que requieren las industrias para mantenerse operativas.

La preocupación del sector recae sobre los próximos cinco meses, pues de no revisarse los precios y mejorar la asignación de divisas estarían comprometidos los inventarios a partir de agosto.

Destacan también que en los puertos se ha retraso la descarga de los barcos y la nacionalización de mercancías, lo cual incide sobre los inventarios de la industrias.

Pero la crisis no se registra sólo en las materias primas e insumos que son importados, sino también en los nacionales. La industria procesadora de café trabaja con inventarios ajustados y al menos 25 de las 40 empresas tenía inventarios hasta finales de julio.

Otro de los rubros críticos en estos momentos es el azúcar. La producción nacional será la misma de 2012, con lo cual se requerirá la importación de, al menos, 700 mil toneladas, que no están llegando al país de manera oportuna. 

Vale destacar que las importaciones de las materias primas básicas: arroz, maíz, azúcar, café y leche, dependen directamente de los organismos del Estado.

Fuentes de las empresas del sector de alimentos señalan que la demanda de alimentos ha crecido y la industria sigue produciendo lo mismo, o menos en algunos casos, y eso genera el faltante de productos en el mercado nacional.

Agregan también que hay una demanda artificial en el país, generada por las expectativas sobre faltante de productos que tienen los consumidores, "con lo cual no se estabiliza la oferta". 

¿China y la agricultura en América Latina?

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Una noticia captó mi atención en estas últimas semanas, la declaración del vicepresidente de Venezuela a su regreso de China, de que había interés en adquirir tierras de su país para producir alimentos que necesitaba el gigante asiático. Esta incluía una rocambolesca declaración: “Hemos dado una inmensa batalla con inmensas inversiones, pero las cifras indican que estamos aún lejos de garantizar la seguridad y la soberanía alimentaria en nuestro país, y necesitamos por ello alianzas como la que tenemos con China”. En otras palabras: ceder tierras a empresas chinas para que desarrollen su agricultura.
Hasta ahora este tipo de grandes adquisiciones se habían limitado a África, donde empresas chinas y árabes compiten por hacerse de inmensos territorios, para establecer enclaves, en que producen alimentos, utilizando tecnología y trabajadores de dichos países, a cambio de arriendos, muchas veces, insignificantes. Las razones tras este fenómeno que ha implicado adquisiciones en torno a 35 millones de hectáreas, unas siete veces la superficie agropecuaria de nuestro país, son los altos precios de los productos agrícolas asociados a mayor demanda por parte de las economías emergentes, el crecimiento de cultivos para biocombustibles y los impactos del cambio climático, procesos todos que han significado incremento de los precios de los alimentos en el mercado mundial y, en muchos casos, volatilidad. En ese contexto, hacerse de millones de hectáreas en otros países resulta una tentación demasiado grande, especialmente si las regulaciones de esos países son débiles. China tiene apenas el 7% de la superficie agropecuaria, pero alberga casi el 20% de la población mundial.
Esta noticia venezolana abre una nueva frontera para las actividades de la República Popular China en nuestro continente. Hasta ahora sus intereses, vía préstamos concedidos por el Banco de Desarrollo de China y el Banco de Importaciones y Exportaciones principalmente, estuvieron asociados a grandes obras de infraestructura y explotación de recursos naturales, incluyendo petróleo y minas. En tercer lugar estuvieron préstamos de apoyo presupuestario garantizados por ventas de petróleo. Adicionalmente, muchas de estas operaciones exigen que se adquieran bienes originados en la potencia asiática o la contratación de sus empresas.
Estas grandes adquisiciones de tierras hechas por empresas asiáticas y árabes principalmente, y tal como ha documentado bien la ONG Oxfam, no benefician a los agricultores de los países destinatarios de dichas inversiones, muchas veces se asocian a graves violaciones de derechos humanos, no consultan previamente a las poblaciones afectadas y no contribuyen al desarrollo socioeconómico sustentable e incluyente. América Latina es una región rica en agricultura, con una notable experiencia en que funciona en este campo un segmento significativo de pequeños y medianos productores dinámicos. Me parece que en lugar de abrir sus fronteras a estas inversiones extracontinentales, debería fortalecer su integración en este campo. Esto no solo nos permitirá seguridad alimentaria, sino un papel mayor en los mercados agrícolas mundiales.
Unasur haría bien en promover programas de colaboración en investigación agropecuaria entre sus centros agropecuarios, incluyendo las universidades, promover un programa colaborativo de apoyo a la agricultura familiar y el desarrollo rural, establecer mecanismos de seguridad alimentaria compartida y apoyar a países como Venezuela a mejorar su desempeño en agricultura, seguridad alimentaria y desarrollo rural. Al mismo tiempo es imprescindible una política común que limite efectivamente estas grandes inversiones en tierra por parte de inversionistas no latinoamericanos, vengan de donde vengan.

por Manuel Chiriboga Vega @ChiribogaVeg para El Universo de Ecuador

La crítica situación de PDVSA por José Guerra @JoseAGuerra 31-07-2013

PDVSA es una empresa deficitaria. No obstante los elevados precios del petróleo que a lo largo de lo que va de 2013 exceden los US$ 100,0 por barril, su situación financiera presenta saldos rojos. Ello es francamente inexplicable si se toma en cuenta que las empresas petroleras a nivel mundial viven un momento estelar debido a las favorables cotizaciones de los hidrocarburos. Pero nada de esto ha servido a PDVSA para que mejore sus números y la empresa se ha convertido en una entidad crónicamente deficitaria. Esta situación tiene su razón de ser en los siguientes elementos: en primer lugar, PDVSA ya no es una empresa petrolera sino una compañía que tiene múltiples propósitos, en segundo lugar, está en manos de una burocracia absolutamente ineficaz, que aún con los elevados precios del crudos no ha podido levantar la producción y en tercer lugar, PDVSA es una empresa minada por el nepotismo y la corrupción al transformarse en el brazo financiero del partido de gobierno, el PSUV.
Lo anteriormente descrito se ha traducido en una caída sostenida de la producción de petróleo a cargo de PDVSA, que en la actualidad ronda los 2.000.000 de barriles diarios (el 66,0% del total producido) en tanto que el resto de la producción, algo más de 1.000.000 de barriles diarios lo extraen las empresas transnacionales del petróleo que operan en Venezuela bajo la figura de la empresas mixtas. Conviene apuntar que en 1998 la producción de petróleo por esfuerzo propio de PDVSA se situó en 2.930.000 barriles diarios, lo que en ese año representaba 89,0% del total. Como es evidente, la capacidad productiva de PDVSA declinó pronunciadamente. Todo ello en un contexto de precios petroleros fabulosos que han debido proporcionar a la empresa el flujo de caja necesario para incrementar la producción y cumplir así el Plan Siembra Petrolera lanzado en el año 2005 y que contemplaba que para 2012, se debía haber producido 5.800.000 barriles. La realidad es que apenas se produjo cerca de 3.000.000 de barriles, alentada esa producción básicamente por las empresas extranjeras.
De allí que presente Venezuela una situación insólita: con precios petroleros significativamente elevados, que pasaron de US$ 10,0 por barril a más de US$ 100,0 por barril y una empresa petrolera estatal que duplicó su nómina, sin embargo la producción ha mermado mas de 30,0% en catorce años. El gran argumento de la junta administradora de PDVSA para justificar lo injustificable es haber potenciado el gasto social, construido casas y comercializar alimentos. Todo eso y mucho más se hubiese podido hacer con una empresa petrolera saneada y  bien administrada.
El gobierno optó por renovarle cada año a la directiva de PDVSA un nuevo mandato y los resultados no solamente son comprometedores para la empresa sino para Venezuela. Así, como resultado de su déficit de caja, PDVSA ha estado recurriendo a dos fuentes de financiamiento. La primera es la subasta de petróleo a futuro mediante convenios con empresa transnacionales a quienes pide prestado efectivo en dólares para luego cancelar con embarques de petróleo. El caso de la deuda con China ilustra claramente esta situación: los chinos han prestado a Venezuela y a PDVSA más de US$ 35.000 millones a cambio de aproximadamente 460.000 barriles de petróleo que PDVSA envía diariamente pero de los cuales no se recibe ni un céntimo porque esos barriles están destinados a pagar la deuda contraída. La segunda fuente de recursos de PDVSA es la financiación por parte del BCV, cuya trayectoria se describe en el gráfico adjunto. Al cierre de julio de 2013, el ente emisor había emito dinero por el orden de Bs. 178.613 millones, equivalente a US$ 28.351 millones, para enjugar el déficit de caja de PDVSA. Esa emisión incontrolada e irresponsable de dinero por parte del BCV ha provocado una presión insostenible tanto sobre la inflación como del mercado negro del dólar, llevado ese tipo de cambio a nivel de más de cinco veces la tasa de cambio oficial.
De esta manera, al producir menos petróleo y estar fuertemente endeudada, PDVSA no le entrega al BCV los ingresos que obtiene por sus exportaciones y por tanto escasean las divisas.  Tomando en cuenta, los nuevos préstamos contraídos durante 2013, al cierre del año la deuda total de PDVSA excederá con creces los US$ 80.000 millones. Un verdadero record.